- 7 junio, 2017
- Posted by: BTODigital
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En 2016 entró en vigor la segunda fase de la rebaja del IRPF que incluyó el Gobierno en la reforma fiscal. El impuesto ideado por el departamento de Cristóbal Montoro cuenta con cinco tramos y con tipos impositivos que van del 19% al 45%. Sin embargo, las comunidades autónomas de régimen común tienen competencia sobre el 50% del impuesto y han utilizado su capacidad normativa para establecer sus propios tramos y tarifas. Hoy el impuesto sobre la renta es distinto en cada una de las autonomías, un hecho inédito.
Cataluña es la autonomía donde las rentas bajas y medidas sufren una mayor presión fiscal. Ello no se debe a que la Generalitat haya subido recientemente el impuesto, sino a que al resto lo han bajado, siguiendo la estela del Estado. El tipo mínimo autonómico del IRPF catalán se sitúa en el 12%, lo que sumado al gravamen estatal del 9,5% arroja una tarifa del 21,5%. Cataluña tiene el tipo mínimo más alto de España. En cambio, la mayoría mantiene un gravamen en el primer tramo en el 19%. Por ejemplo, un contribuyente en Cataluña soltero y sin hijos que gana 15.500 euros (el sueldo más frecuente, según el INE), abonará en la declaración de 2016 en Cataluña 1.499 euros, un 10% más que la media y un 13% más que un madrileño. En el caso del sueldo medio (22.697), el esfuerzo fiscal que soporta un catalán es un 5% superior al promedio. A partir de salarios de 30.000 euros, Extremadura lidera el ranking. Un residente extremeño que gana 45.000 euros abonará 9.923 euros por el IRPF, 543 euros más que, por ejemplo, un castellanoleonés.
En los eslabones más elevados, hasta once de las quince comunidades de régimen común mantienen tipos incrementados que superan el gravamen máximo del 45% que fijó el Gobierno y que se utiliza como referencia para comparar con otros países. De hecho, sólo dos comunidades aplican ese porcentaje a las rentas altas. Cataluña, Andalucía, Asturias, La Rioja y Cantabria cuentan con un tipo máximo del 48%.
Madrid y las dos Castillas destacan por mantener en todos los tramos de renta una menor presión fiscal. El caso madrileño es el más llamativo porque sus asalariados aparecen como los que menos pagan con independencia del nivel de renta. El tipo máximo del IRPF en Madrid también es el más bajo de España (43,5%). Hay casos curiosos. La Comunidad Valenciana, gobernada hoy por PSOE y Compromís, exige un esfuerzo fiscal por encima de la media a las rentas bajas y por debajo del promedio a las altas. Ello ha cambiado a partir de 2017 después de que el Ejecutivo valenciano reformulara los tramos y tipos para evitar este efecto.
En las comunidades de régimen común, las retenciones que aplican las empresas en las nóminas de los empleados no tienen en cuenta los cambios normativos de las comunidades autónomas. Es decir, el porcentaje mensual que se queda Hacienda se calcula como si las comunidades hubieran replicado la estructura del IRPF estatal. Los tipos autonómicos entran en juego ahora, cuando se presenta la declaración anual. Los contribuyentes que viven en comunidades que exigen un mayor esfuerzo fiscal tienen más posibilidades de que la declaración les salga a pagar.
Aun así, hay que tener en cuenta que, con carácter general, aquellos que ganan menos de 22.000 euros anuales no tienen la obligación de presentar la declaración. Por lo tanto, los rentas bajas que viven en comunidades con tipos superiores a los estatales pueden sortear los gravámenes incrementados no presentando la declaración. En cualquier caso, siempre es recomendable solicitar y analizar el borrador para saber qué opción es la más conveniente.